Estas últimas semanas hemos observado cómo la humanidad se enfrenta al reto más grande a nivel global en las últimas siete décadas. Hemos visto historias que nos han tocado el corazón y nos han llevado a la reflexión sobre las diversas facetas del ser humano. Hemos visto que nuestra encantadora personalidad de la cercanía, el beso, el abrazo, el efusivo saludo, se ve comprometida.
Hemos visto también cómo las personas observan la incertidumbre, algunas sufren, otras más nos dejan, y cómo los negocios, dado que esto nadie lo previó, pierden valor y ven un cielo lleno de nubarrones.
Pero, ante esta situación, en el fondo, vemos también cómo el espíritu humano se mantiene de pie, y se levanta ante la adversidad. Lo que vivimos ahora es momentáneo. Es descomunal, sí, pero el espíritu humano creado por Dios va a salir adelante. Nosotros vamos a salir adelante. En estos momentos, nuevos héroes surgen desde los hospitales y clínicas. Son los médicos. Ellos merecen todo nuestro reconocimiento.
Sin embargo, se habla poco de eso grandes héroes que a diario, ya no en el contexto del aula sino en el vibrar de la red, siguen con su dedicada y también sacrificada labor que es la de formar a nuestros jóvenes. Para mí, hay dos nuevos héroes en este mundo. Uno son los directivos académicos, pero los más importantes son ustedes, maestros.
Héroes porque se han adaptado y vencido la adversidad que implica llevar todo nuestro sistema en tiempo récord de ser presencial, al aula remota. Porque vencen la distancia con su capacidad, su entrega, su paciencia, su cariño, su exigencia hacia los alumnos. Porque, el maestro, ya con esto lo comprobamos, no es un ser de espacios, sino tiempos infinitos.
Queridos maestros, aunque no podemos estar juntos hoy de manera física, sí lo estamos en espíritu. El Verbo Encarnado nos une para llevar la Buena Nueva a nuestros queridos jóvenes, que también sufren. Les mando, aunque sea así, desde casa, un abrazo con gratitud y con esperanza diciéndoles: los necesitamos.
Gracias por tomar juntos la responsabilidad de formar a nuestros alumnos en las competencias que les puede sacar adelante frente a cualquier adversidad:
• Que aprendan a conocer para reinventarse y reaprender, profundizando en la cultura y en los conocimientos para ser hombres y mujeres íntegros.
• Que aprendan a hacer desarrollando las competencias necesarias para saber abordar y salir airosos frente a las múltiples situaciones que se le van a presentar en sus vidas.
• Que aprendan a convivir desarrollando en sus relaciones humanas comprensión mutua, respeto y paz.
• Que aprendan a ser para que florezca mejor la propia personalidad de nuestros alumnos siendo capaces de asumir su autonomía, su juicio propio y su responsabilidad personal.
Sin lugar a dudas, es tiempo de adversidad, pero también de unión y esperanza.
Estoy con ustedes, maestros. La Universidad está con ustedes.
Feliz día del Maestro.
¡Alabado sea el Verbo Encarnado!