TECNOLOGÍA SIN EPISTEMOLOGÍA | Dra. María de Lourdes Calzada Portilla

TECNOLOGÍA SIN EPISTEMOLOGÍA |  Dra. María de Lourdes Calzada Portilla
Vivimos en una sociedad tecnológica. Encontramos tecnología en las recámaras, en la cocina, en la sala, en el estudio en la escuela, en los medios de transporte, en los medios de comunicación, en el área de la salud, etc. Esta tecnología nos brinda calidad de vida y bienestar, pero a su vez, nos coloca en el peligro de caer en el conformismo y perder nuestra capacidad crítica.

 

En este trabajo se pretende exponer la realidad tecnológica que vive el hombre actualmente desde un enfoque académico para sustentar la necesidad de generar una nueva epistemología que sirva como guía a la juventud expuesta ante un mundo que los adultos no conocimos.

El siglo XXI se caracteriza, entre otras cosas, por ser la era de la tecnología. Es en este tiempo cuando el ser humano goza de mayor comodidad y calidad de vida. En la actualidad se goza de medicinas, técnicas médicas, equipo médico, etc., que permiten cuidar la salud y preservar la vida. También se goza de diversos vehículos y medios de transporte que permiten el desplazamiento para conocer nuevos lugares.

También se goza de electrodomésticos que permiten disfrutar de una mejor calidad de vida en el hogar pues permiten agilizar tiempos y facilitar los trabajos. Sin duda gracias a la tecnología también es posible transferir el conocimiento de un país a otro, de una comunidad a otra y de un idioma a otro, y eso también es bueno. La tecnología ha complementado las vidas de los seres humanos.

Pareciera que hoy por hoy, la tecnología más que ser un complemento, es todo, o bien, que el ser humano hoy, sin la tecnología, no está completo. Pareciera que la palabra clave en el mundo hoy es tecnología. Pareciera que la vida del hombre depende de la tecnología. Peor aún, pareciera que el hombre de hoy en día depende de la tecnología. Para Acevedo-Díaz (2006) la tecnología depende ontológicamente de la ciencia. Así la filosofía positivista considera a la tecnología cono ciencia aplicada.
Sin duda, la tecnología existe porque hay ciencia que la respalda.

Sin embargo, el ser humano es mucho más que la tecnología. La esencia del ser humano radica en cuestiones más profundas y permanentes que la ciencia. Según Martínez (2016), el ser humano es un todo integrado que constituye un suprasistema dinámico, formado por muchos subsistemas coordinados: el físico, el químico, el biológico, el psicológico, el social, el cultural, el ético-moral y el espiritual. El ser humano es sin duda muy complejo y abarca muchas áreas. Martínez afirma que “la amplitud del desarrollo humano ha propiciado que múltiples disciplinas se hayan abocado a estudiar y tratar de desentrañar su realidad y enigmática naturaleza”. En este tenor, es preciso reconocer que la naturaleza del ser humano hoy es diferente a la naturaleza del ser humano del siglo XX, en el sentido que su contexto ha cambiado.

La esencia del hombre sigue siendo la misma, pero el contexto tecnológico en el que vive obliga a la aceptación de una nueva realidad. Siendo que todo ser humano tiene en principio la necesidad de un ambiente, de una atmósfera, un clima propicio, así como tiene necesidad de aceptación, comprensión y empatía, según el enfoque epistemológico centrado en la persona, a ello bien se podría aunar la necesidad de la tecnología, derivado de la “tendencia actualizante” (ídem) que el ser humano posee.

Esto de acuerdo con Martínez en cuanto a que “Todas las realidades adquieren un significado de acuerdo al contexto en que son ubicadas. Es el contexto el que ofrece o asigna un significado a las cosas, al interactuar cada una de ellas con los elementos del mismo. Por ello, no podemos entender adecuadamente una entidad cualquiera si no la ubicamos en su verdadero contexto”.

El contexto del siglo XXI es tecnológico. La información nunca estuvo tan accesible y disponible, y el ser humano nunca estuvo tan expuesto a ella. Con la evolución histórica del acceso de la información, también evolucionó el pensamiento y los ideales del hombre. Des Bordes y Ferdi (2008) hacen una reseña de dicha evolución retomando que Platón en su Mito de la Caverna establecía que el acceso a la información se daba a través de un movimiento intelectual y dialectico, donde el hombre debía alejarse de las apariencias del mundo para contemplar la verdad. Así, para Platón la dialéctica consistía en ese movimiento de despertar del alma había nuevas ideas y hacia la esencia de las cosas.

Dicho pensamiento prevaleció hasta el Renacimiento y la ética se basaba en la aristocracia del conocimiento, que era la única Virtud. Hoy día hay una crisis de aristocracia del conocimiento. Pareciera que el ser humano del siglo XXI no tiene interés de alejarse de las apariencias del mundo para contemplar la verdad. Tal vez porque el camino a la verdad demanda esfuerzo y sacrificio. Tal vez porque recorrer ese camino a la verdad implica cuestionar lo que el común denominador acepta como la Verdad, para descubrir que está viviendo en un mundo de apariencias.

Posteriormente Tomás de Aquino propuso la dialéctica como una discriminación de lo que nace de la Fe y lo que nace de la razón. Parte de la crisis que el hombre vive, parte de que se vive una fe tibia y una razón mediocre. Pareciera que ya no hay mártires que mueren por la fe. Pareciera que se vive una nueva etapa en lo que la fe que vive el hombre, ya no es la fe fundamental de una doctrina, sino la fe que cómodamente ha adaptado a su manera de ser, de pensar y de vivir; una fe que resulta conveniente ya que no persigue una Verdad espiritual trascendental que ofrecen las religiones y corrientes espirituales, sino más bien, es una fe diseñada convenientemente a la medida de cada quien. Por otra parte, pareciera que el ser humano del siglo XXI no tiene mucho interés en cultivar su razón. En un mundo tan tecnológico donde la información está al alcance de un click, lo que menos importa es cultivar el intelecto.

Así pues, resultaría un tanto complicado aplicar la dialéctica Aquiniana en una época donde la fe y la razón sediseñan según cada persona, en lugar de buscarse y de vivirse de acuerdo al deber ser. Por su parte Rousseau propuso que el hombre puede elevarse de su condición inicial para abarcar el discurso político y social para lograr la educación de los ciudadanos. En ese contexto, la concepción del hombre es la de productor de conocimientos y no un mero receptor. Cabe destacar que la concepción de producir conocimiento antes de la era tecnológica era desde proceso científico y ético además de que tenía como condición estar avalado por autoridades. Hoy día la concepción de producir conocimiento en la mayoría poblacional, excluyendo a la comunidad científica, ni existe. Un ser humano promedio no cuestiona la información con la cual se topa, simplemente la toma por válida. Hace falta diseñar una epistemología para la época; una epistemología que se pueda llevar a las aulas desde la educación básica, pues el ser humano de hoy está expuesto a la información y a la tecnología desde la educación básica.

Hoy nos encontramos en el nuevo paradigma del acceso a la información (Des Bordes y Ferdi, 2008), pero esto no se refiere necesariamente a la información veraz. Ahora son los internautas quienes generan la información y son los ciudadanos quienes movilizan una especie de revolución del supuesto conocimiento donde la información se propone y se comparte de modo indiscriminado. Pareciera que el ideal del hombre consiste en poseer información y no tanto en generar conocimiento. El ciberespacio ofrece a todos por igual la posibilidad de compartir y distribuir cualquier tipo de idea: veraz o no, avalada o no, comprobada o no.

Así pues, el contexto del siglo XXI, es tecnológico. Y en este contexto Ilya Origogine, Premio Nóbel de Química, (citado en Martínez, 2006) afirma que estamos llegando al final de la ciencia determinista, lineal y homogénea, y presenciamos el surgimiento de una conciencia de discontinuidad, diferencia y necesidad del diálogo. Ello derivado y posible gracia a la tecnología. Lamentablemente, la tecnología favorece la ley del menor esfuerzo (ídem), y con ello, la inercia mental del ser humano y sus procesos de pensamiento. El nivel académico se aleja cada vez más de la reflexión crítica y se acerca más al saber dónde buscar la información. Esto sin importar si la información es veraz, fidedigna o si está respaldada. Hoy por hoy, pareciera que cualquier información es suficiente. Estamos ante una crisis de los fundamentos del pensamiento. Lo que importa es cumplir y no aprender. Lo que importa es investigar y presentar un trabajo, no poseer el conocimiento para luego aplicarlo. Según Martínez, no solo estamos frente a una crisis de los fundamentos del conocimiento científico, sino también del filosófico y en general, estamos ante una crisis de los fundamentos del pensamiento.

Esta crisis no solo genera incertidumbre en las cosas fundamentales que afectan al ser humano, sino que genera una bola de nieve que se sabe que su origen es el conformismo, pero no se sabe dónde va a parar, ni cuál será el daño que cause en el ser humano, sobre todo en los jóvenes, que son los principales expuestos a la tecnología y que hoy por hoy no tienen un enfoque epistemológico para enfrentarla. El conocimiento no es lo que está en los medios, sean libros, artículos, cátedras o en la misma red. El conocimiento, según Martínez es el “resultado de un elaboradísimo proceso de interacción entre un estímulo sensorial … y todo nuestro mundo interno de valores, intereses, creencias, sentimientos, temores, etc.” Pero ¿qué pasa cuando el mundo interno de valores, intereses y creencias ha caído en el conformismo y relativismo moral? No hay conocimiento. El conocimiento como tal permanece en los libros y en quien lo genera, pero no llega a la persona que lo busca, porque no lo busca de forma correcta, porque las interacciones de su mundo interno y el mundo de los sentidos, no se dan de un modo correcto.

El ser humano del siglo XXI, pasa gran cantidad de tiempo expuesto a la tecnología. El día inicia revisando las redes sociales, revisando el correo electrónico, actualizando los estados del Facebook, publicando pensamientos o sentimientos en twitter, haciendo webinars, etc. Esta enorme exposición a la tecnología hace que el cerebro se estrese, y un cerebro estresado no tiene la capacidad de producir pensamientos de calidad. (Goleman, 1995). Por su parte Popper y Eccles (citados en Martínez, 2006) sostienen que que el sistema cognitivo y el afectivo no son dos sistemas aislados e independientes, sino que forman una sola estructura cognitivo-afectiva, ya que hay vías de complicada e intensa circulación entre ambos subsistemas. De esta manera, los estados afectivos adquieren una importancia extraordinaria, ya que pueden inhibir, distorsionar, excitar o regular los procesos cognoscitivos.

Por tanto, además de estar expuesto al conformismo, el ser humano hoy está expuesto a una tensión emocional derivada del uso tecnológico que interfiere en sus procesos de pensamiento. Para generar o adoptar conocimiento la mente del hombre debería trabajar dialécticamente como su forma natural de proceder, como dice Martínez (2006) “pues, ante toda decisión, sopesamos los pro y los contra, las ventajas y desventajas, decimos “sí…, pero”, “eso es cierto…, sin embargo”, “eso es verdad…, no obstante”, etc.; siempre aparece la tesis y la antítesis, que nos conducen, al final, a una síntesis” a través de un proceso de interpretación.” Cuestión compleja ante la realidad de la época donde el hombre no cuestiona la información y opera con un cerebro estresado. Debemos ser sensibles a los signos de los tiempos y actuar en consecuencia.

Conclusión
Es necesario generar una nueva epistemología que responda a la realidad y a las necesidades del siglo XXI. El ser humano de hoy está bombardeado por una gran cantidad de información sin formación. Es necesario generar una nueva epistemología realista que contemple a la juventud de forma realista en cuanto a la realidad de su naturaleza conformista y a su carente capacidad crítica. Esta epistemología será sin duda cruda, pues contrario a momentos históricos previos donde se consideraba que el conocimiento, las virtudes y la Verdad, eran algo deseable por el ser humano, y que éste es un ser perfectible, el ser humano de hoy ha perdido esas características.

Algo existe o algo está dejando de existir en el sistema educativo, que poco a poco, se está dejando de exigir a los alumnos que sean críticos y analíticos. Es importante que se les enseñe desde la escuela a cuestionar la información que encuentran para poder tomarla como referencia. También es importante que se retome la importancia de la trascendencia pues si se logra transmitir grandes ideales a los alumnos desde su temprana edad, algunos conceptos como: compromiso, tenacidad, valores, virtudes, razón, verdad, etc., crecerán en su interior y llegada la edad de discernir, lo podrán hacer con mayor facilidad. También es necesario brindarles herramientas a los jóvenes sobre administración y aprovechamiento del tiempo que el contexto virtual de la época supone la conectividad en la red en diversos momentos a lo largo del día y eso es una causa de estrés y saturación mental. Una mente saturada está expuesta a reducir su capacidad de pensamiento y de aprendizaje.

 

María de Lourdes Calzada Portilla
Doctora en Desarrollo Humano
lourdes.calzada@profesoresuiwbajio.mx

 

Colofón
“Pareciera que hoy por hoy, la tecnología más que ser un complemento, es todo, o bien, que el ser humano hoy, sin la tecnología, no está completo. “El ser humano hoy está expuesto a una tensión emocional derivada del uso tecnológico que interfiere en sus procesos de pensamiento”. “El conocimiento como tal permanece en los libros y en quien lo genera, pero no llega a la persona que lo busca, porque no lo busca de forma correcta, porque las interacciones de su mundo interno y el mundo de los sentidos, no se dan de un modo correcto”.

Referencias
 Acevedo-Díaz, J. (2006,01). Modelos de relaciones entre ciencia y tecnología: un análisis social
e histórico. Eureka, 3, 198-218.
 Des Bordes, A. y Ferdi, S. (2008). Do knowledge and new technologies need a new
epistemology? Extraído el 9 de noviembre de 2017 desde: https://edoc.hu-
berlin.de/bitstream/handle/18452/1943/des-bordes.pdf?sequence=1&isAllowed=y
 Desarrollo Humano. Extraído el 20 de octubre de 2017 desde
https://uaim.files.wordpress.com/2010/01/antologia-desarrollo-humano.pdf
 Goleman, D. (1995) . La inteligencia emocional. México. Ediciones B.
 Linares, R. (junio, 2019). Epistemología y ciencia de la información: repensando un diálogo
inconcluso. Extraído el 9 de noviembre del 2017 desde:
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352010000200002
 Martínez, M. (2006). Fundamentación Epistemológica del enfoque centrado en la persona. Polis
[En línea], 15.

 Ursúa, N. (2014). <<e>>- Epistemología: un desafío y una respuesta filosófica al mundo
digital. Euskal. Revista internacional de Filosofía, 60 2014, 55-74. Extraído el 10 de noviembre
de 2017 desde: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44026102
 Venabes, J. (2013). Hacia una ontología de la realidad social desde la filosofía de John Searle.
Cinta Moevio, 48, 115-135.

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